Consejos para buscadores de trabajo – por Pablo Berman (*)
Thomas Alva Edison (1847-1931), conocido como el “Mago de Menlo Park”, fue un hombre afortunado por varios motivos: fue un brillante inventor, ambicioso y con un elevado sentido emprendedor. Asimismo, su vida transcurrió en el momento histórico indicado, con los Estados Unidos de América en búsqueda febril por nuevas invenciones y patentes. En suma, la combinación perfecta.
Es importante notar el elevado impacto de los inventos que Edison como su equipo de colaboradores realizó y como generaron nuevas industrias que aún tienen importancia en nuestra sociedad, como ser la lampara incandescente, el fonógrafo, la cinematografía, refrigeración industrial, sistemas computadorizados, entre otros.
Uno puede imaginarse el prestigio que implicaba trabajar con este este peculiar hombre; sin embargo, Edison no era un hueso fácil de roer, pues durante los años había desarrollado unas técnicas muy exigentes: el primero era responder un cuestionario de 146 preguntas que procuraba apreciar el nivel de cultura, creatividad y lo que hoy llamaríamos pensamiento lateral. En tanto, el segundo, mucho más determinante, era invitarles a almorzar con un plato de sopa.
Por el título de este artículo, apreciará que nos detendremos en esta última prueba; nos parece lógico y obvio que en entrevistas se nos apliquen exámenes para medir nuestro nivel intelectual y/o cultural. Pero… ¿tomar una simple sopa? Y encima que era un factor determinante. ¿Cómo se podía entender?
Edison lo interpretaba de forma muy simple: aquél que pusiera sal o pimienta sobre la sopa antes de tomarla no merecía ser contratado, justificándose que toda persona que presuponía que la sopa estaba sosa antes siquiera de siquiera probarla, demuestra un prejuicio antes de investigar y probarla. Ante su mirada, que una persona presuponga algo antes de llevarlo a ‘cabo se exhibía como una muestra de ausencia de creatividad.
¿Cómo usted tomaría la sopa?
Ahora bien, aquí no termina la historia, sino que es todo lo contrario .
Muchos comentaristas se centran en la anécdota y recomiendan, con humor, primero tomar la sopa. Pero en mi opinión, esta historia sirve para que usted comprenda la importancia de ir con muy buena preparación a una entrevista laboral, entendiendo el estilo de conducirse de su entrevistador y la intención de las técnicas que le efectúe, para así poder llevarla a cabo con la mayor satisfacción para ambas partes.
Muchos asesores de carrera, entre los que me incluyo, le insisten que usted debe ir siempre preparado a la entrevista. Conocer la empresa, conocer el negocio, saber lo que se espera para el puesto, ubicarse en la cultura de la organización. Incluso conocer el estilo de su funcionario inmediato para saber cómo dirigirse (¿le gustan las respuestas largas y abstractas, va derecho al punto?) e, incluso, si es la persona con quien usted quisiera trabajar. A esto va dirigida mi observación: conocer e ir preparado para que toda entrevista resulte satisfactoria
Quiero aclarar algo: aquí no decimos lo que usted debe hacer para “agradar a su entrevistador” sino saber cómo responder las preguntas, siendo claro y preciso para apreciar mutuamente la conveniencia de contratarlo o de su parte, aceptar el puesto. Comparando con la anécdota, el primer caso es elogiar la sopa durante toda la entrevista por ser el plato sugerido por Edison y en el segundo, entender el objetivo por el cual Edison procura obtener con que usted tome la sopa misma.
Por último, si bien a muchos puede parecer un ejemplo extremo de entrevista, es frecuente en búsquedas de niveles directivos en los Estados Unidos invitar al “casi” seleccionado a tomar unas bebidas en un bar; el modo en que el finalista se conduce en consumir alcohol muchas veces ayuda a sus futuros empleadores a decidir si es la persona correcta.
En resumen, la moraleja de esta historia no es como usted debe tomar la sopa, sino que usted debe por todos los medios tratar entender por qué Tomas Edison quería que usted la tomara como parte de la evaluación laboral. Y su actitud confirmará lo que Edison procuraba encontrar: una persona qué utiliza sus recursos con creatividad para conseguir un buen trabajo.
(*) Pablo Berman Director Regional de MAPLE LEAF Human Resources Management.