Sir Roger George Moore (1927-2017), mas conocido como Roger Moore, fue un actor de cine y televisión británico. Es ampliamente reconocido por sus actuaciones como James Bond – fue el actor que más películas de esta franquicia protagonizo – asi como la serie El Santo, inspirado en el personaje de Leslie Charteris.
Uno de los aspectos de su personalidad que más se mencionaba era su excelente humor, refeljando esta anécdota a qué nos referimos
Marc Haynes, un guionista británico, comenta que a sus siete años descubre al actor en el Aeropuerto de Niza, a quien él identificaba como James Bond, y le pide un autografo. Con una sonrisa, Moore le escribe una nota agradable y su firma en el reverso del billete del avión del niño, quien aclaremos todavía lo conserva.
El inconveniente surge cuando el entonces niño le consulta porque no puso su nombre real “James Bond”. Haynes cuenta que “Roger Moore sonrió cuando se dio cuenta, y me dijo que me acercara. Cuando} estaba junto a sus rodillas, se dobló, miro a ambos lados, levantó una ceja y me susurró que tenía que firmar como Roger Moore porque estaba en una misión y no quería que sus enemigos se dieran cuenta que estaba ahí«
¡Pero la historia sigue! !
Dos décadas después, Haynes volvió a encontrarse con el ahora Sir Roger Moore en un evento de UNICEF, donde era embajador. Emocionado, le cuenta lo que había ocurrido en su infancia, a lo cual Moore se rió y contestó: «Bueno, no lo recuerdo, pero me alegro de que hayas conocido a James Bond». Sin embargo, al terminar la grabación y cruzarse nuevamente con Haynes mientras se dirigía a su coche, Moore se detuvo, miró a ambos lados, levantó una ceja y le susurró: «Claro que recuerdo nuestro encuentro en Niza. Pero no lo mencioné antes porque esas cámaras… cualquiera de ellas podría estar trabajando para Bodfeld (un villano terrible).«. Una muestra más del sentido del humor de un actor y filántropo del que quienes le conocieron solo tienen buenas palabras.
¿Qué nos enseña esta anécdota?
Desde una perspectiva de liderazgo y gestión la anécdota subraya la importancia de la empatía y la adaptabilidad. Moore supo leer a sus interlocutores y ajustó su respuesta para cumplir con sus expectativas, algo que no solo dejó una impresión duradera en Haynes, sino que también refleja un enfoque de liderazgo centrado en el otro, donde la interacción es significativa y personalizada. Un arte del que muchos hablan, pero pocos sostienen.
Es una historia que no solo resalta el carisma de Moore, sino también su habilidad para usar la empatía y el humor como medios para construir relaciones, y una lección sobre cómo pequeñas acciones pueden crear un impacto duradero.
Tengan una muy buena semana
Pablo Berman – Director